La acción de montar el Belén es una tradición de religiosidad popular que tuvo su origen en la Europa Medieval y que consiste en construir una escenografía formada por escenario y figuras sistematizables que se arman o montan cíclicamente coincidiendo con la época de Navidad y que evoca, directa o indirectamente, pasajes relacionados con el nacimiento de Jesús. Se trata, por lo general, de construcciones efímeras y estacionales, de un pequeño universo reducido, que alberga personas, animales y casas. Hoy en día, el Belén trasciende lo estrictamente religioso para encuadrarse en una dimensión más amplia, la cultural, convirtiéndose en un hecho sociológico.
El Belenismo comprende tanto al arte de fabricar las figuras del Belén a través de sus artesanos, como al colectivo especializado en armar o montar el Belén, empleando ciertos conocimientos y destrezas, en un proceso en el que se aplican técnicas y prácticas tradicionales y actuales, transmitiendo al espectador sensaciones emocionales y simbólicas.
El interés en declarar el Belenismo como Manifestación Representativa del Patrimonio Cultural Inmaterial en el año 2022 viene justificado por su fuerte carga identitaria, al estar interiorizada en los individuos y en los grupos humanos, remitiendo a la biografía individual y colectiva. Es un patrimonio vivo y dinámico, experimentado y rememorado en tiempo presente, y preservado tradicionalmente por las comunidades que lo han transmitido a lo largo del tiempo y lo han ido recreando de forma intergeneracional.