DENOMINACIÓN: ALFARERÍA EN LA PROVINCIA DE JAÉN.
OTRAS DENOMINACIONES: Actividad Alfarera.
LOCALIZACIÓN: Alcalá la Real, Andújar, Arjonilla, Baeza, Bailén y Úbeda (Jaén).
La alfarería de la provincia de Jaén posee una dimensión histórica, cultural y creativa vinculada a tradiciones territoriales e identitarias merecedoras de ser reconocidas. A estas potencialidades debe unirse el valor añadido derivado de su contribución a la sostenibilidad ambiental tanto en contextos urbanos como rurales. Aunque actualmente la actividad se realiza durante todo el año, tradicionalmente los procesos asociados a la producción alfarera se realizaban en las estaciones más cálidas y menos extremas.
La actividad conlleva diversas fases que comienzan con la preparación del barro, para seguir con el modelado o torneado, secado, impermeabilización y decoración, finalizando con la cocción.
En la actualidad, en la provincia de Jaén existen seis municipios que albergan talleres alfareros: Alcalá la Real, Andújar, Arjonilla, Baeza, Bailén y Úbeda.
En la actualidad hay ocho alfares en la ciudad, en los que se continúan elaborando todas las piezas tradicionales. A la necesaria reorientación hacia las actuales tendencias de la demanda, en la que prevalece el carácter decorativo y ornamental, se han sumado nuevas aportaciones técnicas y formales, a la vez que se ha realizado, en algunos casos, un enorme esfuerzo por mantener una producción enraizada en la tradición, recuperando formas antiguas y manteniendo procesos puramente artesanales.
El desarrollo durante siglos de esta actividad en la provincia de Jaén, ha permitido que en la mayor parte de los talleres se hayan trasmitido, de generación en generación, los conocimientos asociados a la actividad, propiciando la permanencia de una serie de rasgos comunes que prácticamente se encuentran en todos los alfares, incluyendo la propia fabricación de muchas de las herramientas utilizadas, técnicas y motivos decorativos, morfología de las piezas, etc. Además de las manos y del torno se utilizan una serie de instrumentos muy sencillos que suelen ser hechos por el propio alfarero o que son de fácil adquisición, para el modelado (albañal, alharía, alpañata, caña, caña de atajar, casco, hilo, horma, «machacaor», medida, molde, pincho, raedera, «tapaor»), la decoración (cuchilla, cuchillo de calar, pera, lavativa, pincel, punzón, torneta) y la cocción (horquilla, ladrillos, platillos para echar orujo, trébede, turga). También es importante la toponimia específica que propicia esta actividad y que se trasmite, junto con el resto de conocimientos y prácticas, en los espacios de trabajo.
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