Las comunidades sordas de todo el mundo son reconocidas como minorías lingüísticas y culturales (Naciones Unidas, 2020), con una identidad y rasgos socioculturales específicos que permiten hablar de una «cultura sorda» en ambos niveles –supranacional (común) y específica para cada una de las lenguas signadas.
Encontramos así todo un conjunto de manifestaciones culturales que, en el ámbito de la cultura sorda, en concreto de la tradición literaria signada y el folclore sordo, son trasmitidas y recreadas por la comunidad sorda, que las considera parte integrante de su patrimonio cultural. Ejemplos de expresiones culturales signadas como narraciones, poesía, cuentacuentos, juegos de signos, humor y chistes, cuentos, adivinanzas, canciones y expresiones artísticas en Visual Vernacular.
Declarada en 2024, las razones que lo justifican, junto a los valores patrimoniales inherentes a las expresiones culturales vinculadas a la cultura sorda y la lengua de signos española está, en primer lugar, el interés e iniciativa de la comunidad portadora, que está unida a este patrimonio por fuertes lazos identitarios. Nos referimos a un patrimonio vivo que a lo largo del tiempo se ha adaptado a diferentes coyunturas y ha permitido dar respuesta a las necesidades comunicativas, sociales y emocionales de la comunidad sorda. Estas expresiones tienen, por tanto, una función regeneradora y emotiva para la comunidad. Su valoración patrimonial supone un mecanismo de dignificación y de reconocimiento público, contribuyendo a la reavivación y reafirmación de rasgos culturales considerados identitarios dentro del colectivo sordo.
Al mismo tiempo, destaca el valor social de la declaración, por afectar de manera positiva a la cohesión de la comunidad sorda, animando a sus miembros a la interacción y, por tanto, contribuyendo a la preservación de su patrimonio. Asimismo, el reconocimiento patrimonial reafirmará el papel del ámbito asociativo como principal espacio de salvaguarda de la cultura sorda.
Otra de las razones que justifican la declaración es la situación de riesgo y vulnerabilidad de este acervo cultural y lingüístico, debido a la ausencia de políticas oficiales para su documentación, a la compleja transmisión intergeneracional, siendo los ámbitos educativo y asociativo, y no el familiar, los principales medios de transmisión. Además, en el actual contexto de globalización tecnológica y económica, este patrimonio está sometido a influencias externas que amenazan su especificidad y pervivencia. La especificidad de las expresiones signadas es un importante valor a tener en cuenta en su puesta en valor.