DENOMINACIÓN: CONMEMORIACIÓN MAREMOTO 1755 EN CÁDIZ POR LA HERMANDAD DE LA PALMA.
OTRAS DENOMINACIONES: Procesion de La Palma, Fiesta del 1 de noviembre de la Hermandad de la Palma, Fiestas de la Palma.
LOCALIZACIÓN: Cádiz.
La conmemoración recordando el maremoto de 1755 se celebra con carácter anual el mismo día en el que se produjo el seísmo, el 1 de noviembre. La actividad ritual, que se practica en torno al rosario y procesión de la Virgen de la Palma en el barrio de La Viña, presenta relevantes valores patrimoniales, especialmente de carácter etnológico. Los sacerdotes de la capilla de la Virgen de la Palma, acompañados de vecinos del barrio, atestiguaron haber visto retroceder las aguas del mar, que ya se adentraban por la calle principal, atribuyendo dicho retroceso a la intervención sobrenatural de la imagen venerada. Ese mismo día por la tarde se celebró un acto de acción de gracias en la iglesia, surgiendo de este modo la celebración que ha perdurado hasta la actualidad.
A principios del mes de octubre de cada año comienzan los prolegómenos de la conmemoración. Desde mediados de mes se trabaja en la iglesia montando el altar de cultos de la novena que precede a la fiesta propiamente dicha. Este tipo de altares efímeros supone uno de los pocos vestigios que quedan de los que se instalaban durante el barroco, tanto por motivos religiosos como civiles, dentro y fuera de las iglesias, en la conmemoración de efemérides o actos de importancia. La novena se celebra anualmente del 20 al 28 de octubre, y supone un acto de carácter religioso por el que durante nueve días se lleva a cabo una celebración litúrgica en la iglesia destinada a profundizar en la intercesión de la Virgen el día del histórico maremoto. Posteriormente, durante los días 30 y 31, la imagen de la Virgen se baja del altar que se le dispuso y se coloca en el suelo sobre una peana a la altura de los fieles para el besamanos.
El día 1 de noviembre, a la misma hora en la según la tradición se aproximó la ola a la ciudad, comienza a conformarse el cortejo que se dirigirá a la playa de la Caleta. Lo inicia una cruz alzada y ciriales portados por monaguillos, a los que sigue una comitiva de mujeres. Cierra este tramo un miembro de la junta de gobierno que porta el denominado estandarte del milagro, popularmente conocido como simpecado, que es una reproducción del original, realizada al final del pasado siglo, debido al precario estado de conservación del primigenio. Por último, el hermano mayor porta en sus manos el crucifijo que se usó en el momento en el que se pararon las aguas en 1755, antecedido por monaguillos que llevan incensarios y navetas. Cierra el cortejo el sacerdote, que va en calidad de preste, portando una capa pluvial bordada. La procesión discurre rezando el rosario y cantando los gozos del milagro, que todos los asistentes corean y repiten, hasta que llegan a la explanada junto a la Puerta de la Caleta; en ese momento, el sacerdote reza la oración del sacramentario dedicada a la bendición de los mares, toma agua bendita y asperge el mar. A su vuelta, y al llegar a la calle de la Palma, el cortejo se detiene en un lugar clave, marcado con un retablo callejero: el punto en el que en 1755 se detuvieron los sacerdotes que portaban el estandarte y el crucifijo, pidiéndole a la Virgen que pararan las aguas. Allí el sacerdote reza la salve y bendice a los asistentes con el crucifijo del milagro.
Al mediodía se celebra la función solemne, misa conmemorativa que preside el obispo y a la que acuden, entre otros, las autoridades civiles y otras hermandades asociadas. Es el momento del canto de la conocida como misa típica gaditana, interpretada por el Coro de La Viña, una agrupación musical propia del barrio que tiene encargada esta labor desde 1970.
Por la tarde tiene lugar la procesión de la Virgen de la Palma, el cortejo se abre con una cruz, tras la que se van colocando por antigüedad, organizados en tramos, los hermanos y hermanas que acompañan con cirios. El último tramo está conformado por la presidencia, integrada por la junta de gobierno y otras autoridades participantes, portando varas que denotan su responsabilidad y cargo. Tras ella, el cuerpo de acólitos y por último el paso de la Virgen de la Palma, tal y como se dejó exornado el día anterior. La banda de música cierra el cortejo, interpretando marchas procesionales dedicadas a la Virgen y a la hermandad, destacando la marcha Palma Coronada, compuesta por Abel Moreno en 1999 y en la que se incluyen los gozos del milagro que se han cantado durante la novena y la mañana del día 1. Al salir la procesión y en diferentes momentos, el público levanta aplausos y lanza vivas a la Virgen, mientras que los vecinos, desde balcones, lanzan pétalos al paso de la imagen.
El itinerario es variable, aunque siempre dentro de los límites del barrio. No obstante hay un espacio que siempre se incluye, el lugar donde se ubica el azulejo que conmemora la parada de las aguas, donde un coro canta un tanguillo gaditano.
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