DENOMINACIÓN: CONJUNTO DE LA RIQUEZA INTERCULTURAL MELILLENSE.
OTRAS DENOMINACIONES: Diversidad Cultural de Melilla.Salto de línea Salto de línea LOCALIZACIÓN: C.A. de Melilla.
La riqueza y diversidad cultural de Melilla está íntimamente ligada a su devenir histórico y su ubicación geográfica.
Situada en la región del Guelaya entre el Cabo Tres Forcas y la Mar Chica, ha sido un espacio sometido a la influencia de un sinfín de civilizaciones que ha ido asentándose sobre el milenario legado cultural de la cultura amazigh del Rif.
Así durante los últimos 2500 años, fenicios, cartagineses, romanos, vándalos, bizantinos, árabes, castellanos, gitanos, judíos, hindúes o chinos han ido aportando su impronta en un enclave que, desde un primitivo puerto comercial, a la fortaleza y presidio medieval evolucionó a una próspera ciudad mediterránea que en los últimos 160 años ha convertido la diversidad cultural en su seña de identidad.
Musulmanes, cristianos, peninsulares, rifeños, judíos, hindúes, sefardíes, sindhis, gitanos o chinos han ido aportando a lo largo de los años sus ritos, costumbres, gastronomías, música y danza tradicionales, actividades artesanales, celebraciones, tradición oral, lenguas y modos de expresión conformando una sociedad diversa, plurirreligiosa y multiétnica.
A grandes rasgos podemos agrupar a las distintas comunidades de Melilla en seis grandes grupos siguiendo un criterio de estudio de tipo étnico:
Comunidad Amazigh – Comunidad Musulmana
Entre sus manifestaciones de patrimonio cultural inmaterial destacan:
YENNAYER O AÑO NUEVO AMAZIGHE
Sigue el calendario Juliano y debido a su adaptación a los distintos ciclos productivos de los cultivos, va a ser adoptado por numerosas tribus del norte de África. Se celebra a mediados de enero y tiene una diferencia con el Gregoriano de 950 años superior. En Melilla se celebra con pleno apoyo institucional desde el año 2072 y reúne a un gran número de personas en espacios públicos (plaza de las Culturas, Teatro Kursaal, C/ O’Donnell}, entre las que tienen un especial protagonismo las mujeres, a la vez que se festeja con música y danza tradicional, recitado de versos en amazige (izram) y concursos de indumentaria tradicional, donde tienen especial protagonismo los platos típicos como el cous-cous, frutos secos, pastas y té, y de los que participan y disfrutan toda la ciudadanía melillense.
Más circunscritas al ámbito rural del Rif destacan:
ANSARA O CHAR MEYAH
Como el San Juan cristiano, supone la celebración del solsticio de verano, mediante grandes hogueras sobre las que saltar, se degustan frutos de temporada y se canta y danza para atraer los buenos augurios.
BACHIG O FIESTA DE LAS MÁSCARAS
Similar al carnaval parece haber desaparecido en el contexto cercano a Melilla y solo las mujeres de avanzada edad a través de testimonios propios o de sus madres recuerdan que «hombres vestidos con las pieles de los corderos del Aid Kebir, se amarraban la lana de esas pieles en las muñecas y tobillos y las dejaban colgando, se pintaban la cara de negro con carbón. Corrían por las calles asustando los pequeños».
MORABITISMO
Es un fenómeno religioso y cultural extendido por toda el área del Rif que se basa en el culto de los espacios en los que se han enterrado algunas personas que en vida han demostrado un especial carisma o bondad (baraka) generando toda una serie de peregrinaciones y conectando Melilla con el área circundante donde se documentan hasta seis morabitos.
Entre las festividades y celebraciones religiosas musulmanas de las que participan la práctica totalidad de la comunidad amazigh de Melilla, destacan:
RAMADÁN. Conmemora el momento en que se reveló el Corán al profeta Mahoma. Supone el ayuno durante las horas diurnas a la vez que un momento de purificación y reflexión.
AID EL FITR O AID EL SECHIR O PAS· CUA CHICA. Es la celebración del fin del Ramadán, motivo de reuniones familiares alrededor de copiosas comidas, intercambio de regalos y donativos a los más necesitados.
EL AID EL ADHA O AID EL KEBIR O PASCUA CRANDE. Celebran que el ángel Gabriel bajo a la tierra para impedir que Abraham matara a su hijo, conmemorándose con el sacrificio de un cordero.
EL MOUHARAM, es el primer día del año nuevo, según el calendario musulmán lunar y conmemoran la héjira o viaje del profeta Mahoma de La Meca a Medinaes una fiesta, tradicional y religiosa donde se celebra el aniversario del profeta Mahoma.
OTRAS MANIFESTACIONES DE SU PATRIMONIO INMATERIAL
A lengua propia de la comunidad amazigh es el tamazigh. Extendido por toda el área del Magreb, posee numerosas variantes y tradicionalmente ha sido aprendido por vía matrilineal en el contexto del hogar y recoge gran parte de la sabiduría popular y memoria colectiva de los imazighen de Melilla. A día de hoy se encuentra en pleno proceso reconocimiento y visibilización a través de cursos promovidos institucionalmente, a la espera de poder articularlos para obtener títulos oficiales.
La gastronomía tradicional amazigh se basa en los productos de la dieta mediterránea, aceite de oliva, cereales (harina de trigo principalmente). legumbres, frutas y verduras frescas, carnes y pescados. Los platos a base de carne de cordero, asociados a las celebraciones familiares y religiosas, son muy variados, desde los tahines con verduras, al cous-cous de sémola o los pinchitos, también destacan los guisos de verduras y pollo, la harira o sopa de lentejas, los panes tradicionales (tisnif) hechos en sartenes de hierro o los dulces, tanto de masa frita como con frutos secos.
Las bodas suponen una de las celebraciones más identitarias de la comunidad amazigh de Melilla, si bien han incorporado elementos modernos, aún conserva rituales ancestrales y tradiciones transmitidas de generación en generación y que tradicionalmente se prolongaban durante tres días. El primero los novios lucen tatuajes de henna en pies y manos permaneciendo cada uno en su hogar, mientras el hombre hace llegar los regalos a su futura esposa. Esa madrugada los familiares y amigos trasladan a la novia a casa de su prometido cantando y tocando bocinas, al llegar a su casa alcanzan su máxima expresión las poesías, canciones y la música amazigh, que, desligada de lo estrictamente religioso, hacen mención al placer y belleza del momento. El segundo día se ha producido el encuentro de la pareja que es celebrada con bailes por los asistentes a la boda a ritmo de panderos. El último día tradicionalmente, la pareja sacrifica un cordero antes de que salga el sol y la novia descubre su rostro ante los presentes.
OFICIOS TRADICIONALES
Entre los oficios tradicionales desempeñados en Melilla por la comunidad amazigh destaca el comercio tradicional y singular, por un lado, el relacionado con el comercio de bazar y especias, que tanto ha caracterizado y definido a Melilla a lo largo del siglo XX, y por otro el comercio de proximidad y de barrio, que, transmitido normalmente, de generación en generación, ha favorecido la cohesión e integración vecinal en un contexto eminentemente intercultural.
Com. de origen peninsular – Comunidad Católica
El contingente poblacional de origen peninsular o europeo de Melilla supone el resultado de una amalgama muy heterogénea de habitantes cuya procedencia es muy diversa, acentuada por el devenir histórico de la ciudad que pasa de ser una plaza fuerte-presidio a uno de los enclaves urbanos más preeminentes del Protectorado hasta los años 30 del siglo XX.
En cuanto al Patrimonio Cultural Inmaterial (PCI) de esta comunidad, podemos afirmar que entre las tradiciones católicas heredadas desde la Edad Moderna, destacan las fiestas patronales en honor de la Virgen de la Victoria, de cuya vigencia se tiene constancia prácticamente desde la toma del territorio por la nobleza castellana a finales del S XV (1497). Obviamente una manifestación tan prolongada en el tiempo ha sufrido constantes transformaciones y a día de hoy el aporte lúdico de esta festividad a finales de agosto o principios de septiembre (que reproduce esquemas de la típica feria del Sur de España dentro de un recinto con casetas), prácticamente iguala a las celebraciones religiosas (misas, procesiones) e institucionales.
Tradicionales también se pueden considerar el culto y la devoción a diferentes advocaciones de la Virgen, como la Milagrosa, del Carmen, la Inmaculada, la de los Desamparados, incluso la de Monserrat, que nos hablan de las distintas procedencias de sus fieles tal y como se constata en las imágenes de las iglesias de Melilla.
Junto a estas celebraciones constatadas desde antiguo, desde finales del S XIX y a lo largo del S XX las sucesivas olas migratorias que recibió la ciudad de Melilla, debido al auge económico por las concesiones en el Protectorado español de Marruecos, supusieron el aporte de nuevas costumbres, rituales y modos de expresión, como los carnavales (institucionalizado desde principios del S XX) cuyo acontecimiento principal es, desde entonces, la cabalgata por las calles principales del centro de la ciudad, además de otras formas de expresión típicamente andaluzas como son las comparsas y las chirigotas.
El fenómeno es parecido con las procesiones de Semana Santa que reproduce similares modelos iconográficos, estilísticos y de desarrollo a las concurrentes en Andalucía, en especial las de Málaga, Almería y Sevilla.
Similares circunstancias acontecen en las celebraciones en torno a las hogueras de San Juan, aunque la celebración se ha concentrado en torno a la bahía y el paseo marítimo junto a la hoguera institucional, en detrimento de la celebración por barrios por iniciativa familiar y vecinal.
Otros rituales se incorporaron más tardíamente como la Romería del Rocío alrededor del Fuerte de Rostrogordo en la parte alta de la ciudad.
Sin embargo algunas, han caído en desuso como las Cruces de Mayo que tuvieron su auge en los años 40, 50 y 60 del siglo pasado y que progresivamente se han fueron abandonando a consecuencia de la evolución poblacional y migratoria de la ciudad, aunque a día de hoy se dan esfuerzos a nivel institucional y vecinal por mantenerlas, gracias a certámenes y concursos que han logrado una cierta revitalización en los últimos años.
En cuanto a los oficios tradicionales, de un pasado en el que existió una importante flota pesquera y las artes e industria asociada a la misma, la ausencia de aguas territoriales desde 1986, provocó la desaparición total del sector, al igual que ocurrió con otros vinculados a determinados momentos del siglo XX, como los artesanos relacionados con las construcción, en especial de los edificios ‘art nouveau’ y ‘art decó’ así como otros oficios abandonados en pro del desarrollo socioeconómico y urbano, como caleros, herreros, maestros herradores, tratantes de ganado, etc.
El oficio tradicional que se ha mantenido vigente a día de hoy, es el del comercio. En concreto esas empresas familiares que se han ido transmitiendo intergeneracionalmente y que podríamos diferencias en dos categorías principales:
1. El comercio o establecimiento histórico, vinculado al devenir de la ciudad y transmitido de padres/madres a hijos/as. Caracterizado por ser un comercio de cercanía, de trato cercano, que vertebra social y vecinalmente y que en ocasiones lleva aparejado un local con solera de interiores prácticamente inalterados desde su creación a comienzos del siglo XX.Salto de línea 2. Comercio o establecimiento singular circunscrito al contexto histórico, geográfico y sociológico de la ciudad de Melilla, como podrían ser los bazares, el comercio de especias, los consignatarios marítimos o algunos establecimientos de alimentación.
Esta tradición comercial histórica melillense, no solo se circunscribe a la comunidad de origen peninsular, sino que es extensible a todas y cada una de las comunidades que integran actualmente la sociedad de Melilla, (imazighen-musulmanes, judíos, hindúes, gitanos y chinos), en redundancia con aura mediterránea, portuaria y mercantil que la ciudad tiene.
En cuanto a las tradiciones gastronómicas y culinarias, la impronta andaluza es la más presente, comportando rituales de comensalidad generalizados como las tapas, mientras que en el interior de los hogares se diversifica a través de guisos y sopas, legumbres, consumo abundante de pescados y mariscos, verduras, frutas frescas y el uso del aceite de oliva como grasa principal enmarcándose en contexto más amplio de la dieta mediterránea, razón por la cual también las influencias procedentes de ambos lados del estrecho son muy comunes.
Comunidad Judeo Sefardí de Melilla
Hay varias formas de definir a los miembros del pueblo hebreo:
Hebreo/a: así se llamaba al primer patriarca, Abraham, que era barquero y la linde del rio se llama Ever, de ahí viene el nombre de hebreo. Primer seguidor de Hashem.
Israelita: es el tercer patriarca Yaacob, luchó toda la noche con un ángel. Al despertar el alba el ángel debía ausentarse, momento en se marcha le pide ser bendecido, anunciando “no te llamarás más Yaacob, te llamarás Israel”.
Judío/a: una vez asentado el pueblo Hebreo en Tierra de Caanán, actual Israel incluso más ampliado el terreno. Había dos reinos el de Israel y el de Yehudá, el primero fue diseminado por el mundo, las tribus perdidas. El Reino de Yehudá se escaparon a Babilonia, de ahí viene el nombre de “Judío”.
Israelita/lina: nombre que recibe el que tiene pasaporte del estado de Israel independiente de su religión o creencia.
Los tres primeros conceptos son sinónimos, por ello podemos encontrar comunidades judías, hebreas e israelitas. Como la de Melilla que es Comunidad Israelita de Melilla y data de 1904.”
Los primeros judíos llegan a Melilla en el año 1864, siendo la familia Obadía las primeras en asentarse. Desde el comienzo, buscan adquirir la nacionalidad e invertir en Melilla. Compran casas y comercios siendo los grandes precursores del modernismo en Melilla convirtiéndose mayoritariamente en los propietarios de edificios del centro de la ciudad donde instalaron sus negocios.
Apostaron por el comercio como fuente de ingresos ya que había que reconvertir una ciudad militarizada en una urbe que diera servicio comercial desde el ámbito civil. La familia Melul fue un claro ejemplo de esta iniciativa comercial en la ciudad siendo pionera en ofrecer servicios funerarios, el primer partido de tenis fue traído por los hermanos Salama, etc.
En Melilla es pionera en España después de la expulsión de 1492, conla primera sinagoga; cementerio; comunidad; barrio hebreo; colegio hebreo (Talmud Torá). Es el puente de regreso de los judíos a España, llegando a tener en los años 30-40, 7.200 almas. Hoy apenas son 1.000 judíos los que viven en la ciudad. Las emigraciones fueron principalmente a Venezuela, Península, Panamá e Israel.
No se puede comprender la historia contemporánea judía en España sin la de Melilla. La Comunidad melillense es judía-Sefardí, ortodoxa, con unas tradiciones y costumbres de Sefarad y el Marruecos Español, que les da una idiosincrasia especial.
Comunidad Hindú Shindi
Los primeros establecimientos y bazares indios en Melilla empiezan a proliferar a finales del S XIX; sus propietarios procedían de otros enclaves del Mediterráneo y la costa africana y los reducidos datos históricos que poseemos respecto a ellos se encuentran en el archivo del historiador Francisco Saro Gandarillas.
Estas fuentes nos indican que en 1893, en tiempos de la Guerra de Margallo, procedente de Gibraltar, llegó a Melilla el primer hindú del que se tiene constancia: Choytram Pom, viudo, de 40 años oriundo de Bombay. Éste junto a Dohy Cano Pobuy de 24 años, también de Bombay, se establecieron al mando de un comercio, aunque desconocemos la relación entre ambos, si era solo de tipo comercial o si les unía algún tipo de alianza familiar.
En 1899 se tiene constancia de la llegada a Melilla del comerciante Pohomul y sus hermanos, conocido como “Julio el Indio” o “Julio el simpático” que regentaron un bazar-joyería en el no 8 de la Avenida, actualmente no 24, que se mantuvo hasta la década de los 90 del siglo pasado.
En 1909-1910 se documenta la llegada de más comerciantes procedentes de la India, pero parece que las dos primeras décadas del S.XX, aunque supusieron un momento de auge y efervescencia comercial y económica en la ciudad, no aseguraron la prosperidad de sus negocios ya que no existe constancia de los mismos en los registros de 1932.
Estas tiendas de bazares orientales se especializaron en mercancías del Lejano Oriente y pertrecharon, no solo a la ciudadanía de Melilla, sino también a buena parte del futuro Protectorado, de porcelanas, lacas, sedas, marfiles, perfumes, joyería y otras curiosidades.
Especialmente relevante es la historia de Verhomal Parsram Nanwani y su hermano Manghanmal que procedentes del Sind llegaron a Melilla en 1924 tras un largo periplo que les hizo pasar por Sudáfrica y atravesar todo el continente africano hasta llegar a Melilla; Verhomal fue conocido popularmente como “Pepe el Indio” y regentó varios bazares en la Avenida hasta que se estableció en el suyo propio “La flor de la India”; su hijo Ramchand (Ramesh) prosiguió la tradición familiar también con su propio bazar, “Comercial Jamna”, que mantuvo abierto hasta fechas recientes.
Una nueva oleada de familias hindúes comenzaron a llegar a Melilla cuando se independizó la India (1947) y la región del Sind quedó bajo la soberanía paquistaní. A partir de esta fecha la comunidad alcanza su cénit rondando unas 300 personas. Este periodo es ejemplo de asimilación social, cultural y de sincretismo religioso.
Entre los años 60 del siglo pasado, los sindhis mantenían el 65% del comercio en Melilla. Hablamos de bazares que llegaron a ser muy ricos tanto en sus mercancías como en los volúmenes de negocio, empleando a unas 50 o 60 personas por bazar. En los años 70 llegaron a mover el 80% del P.I.B. de la ciudad gracias a la exclusividad en la distribución y venta de productos electrónicos, unido a los beneficios de la exención de impuestos.
Las primeras generaciones mantuvieron la nacionalidad india y fueron muy puntuales los casos que solicitaron la española, pero a partir de la segunda generación, ya nacida en Melilla, la fueron adquiriendo con regularidad, salvo excepciones como el reputado comerciante, Ayul Lalchandani, que por añoranza a su patria de origen mantuvo su nacionalidad de origen.
Hasta la década de los 70 del siglo pasado los hindúes residentes en Melilla celebraban sus rituales en semiclandestinidad, nos siendo hasta 1977 cuando se inscriben en el Registro nacional de Entidades Religiosas y un año más tarde el filántropo A. Lalchandani, fue el principal promotor para la construcción del oratorio sito en la calle Castelar, que recientemente ha sido trasladado a una nueva sede en la Calle Padre Lerchundi.
Comunidad Gitana de Melilla
Aunque tradicionalmente se pensaba que la comunidad gitana de Melilla se había asentado originalmente en la ciudad a finales del siglo XIX, parecer ser que la documentación histórica ya nos demuestra la presencia de gitanos en la ciudad desde el siglo XVII.
Bien es cierto que el siglo XIX supone un aumento sustancial del asentamiento de familias gitanas favorecido por el auge económico de la zona acrecentado por el estatus de puerto franco y la llegada de regimientos y tropas tras la Guerra de Margallo (1893). Así a comienzos de la década de 1890 aparecen en el padrón municipal de Melilla varias familias con apellidos de origen gitano; su asentamiento inicial se establece en el centro de la Ciudad Vieja (Calle San Miguel, del Horno, etc) y su origen parece estar bastante definido en tres áreas peninsulares: la Bahía de Cádiz-Algeciras, Málaga-Torrox, Nerja y el Levante andaluz-Almería-Murcia (Águilas).
Ya a comienzos del S XX, ante la expansión extramuros de la ciudad moderna, la comunidad gitana de Melilla encuentra nuevos lugares de asentamiento, en concreto, las denominadas popularmente Barracas de San Francisco, en las laderas de las colinas que conducían desde lo alto de la ciudad al barrio del Polígono.
Digno de destacar fue la paulatina integración social de esta comunidad en el conjunto de la sociedad de Melilla, mediante la incorporación de numerosos gitanos a las filas del ejército en los regimientos destacados en la ciudad y el área circundante: La Legión, Regulares No5 o No2 y otros. Estas oportunidades laborales se convirtieron en un polo de atracción constante (ingresos fijos, estabilidad y reconocimiento social) para un conjunto de población que tenía serias dificultades para emerger de los ámbitos de marginación y pobreza peninsulares.
Las décadas del siglo XX transcurrieron mientras la población gitana de Melilla crecía y se expandía por el área del protectorado en busca de nuevas oportunidades profesionales, hasta que con la independencia de Marruecos (1956) se produce un repliegue a la ciudad y un progresivo éxodo a la península, Islas Canarias y Latinoamérica.
Desde los años 90 la población gitana de Melilla, que se considera plenamente integrada, se estabiliza e inicia un proceso de visibilización y reconocimiento social e institucional, promoviendo la celebración del Dia del Pueblo Gitano o divulgando la tradición musical del flamenco a través de actuaciones, certámenes y talleres.
Otras de sus tradiciones más destacables son las bodas, momentos de exaltación familiar y vecinal al ritmo de cajones, guitarras y palmas, la perpetuación y transmisión intergeneracional del flamenco y el respeto hacia sus mayores.
Comunidad China de Melilla
En 1874, debido al excesivo número de penados y escasez de guarnición se acomete el Melilla el primer censo poblacional; gracias a este documento y a censos posteriores se ha podido conocer el origen de la población china en nuestra ciudad.
Entre los censados en 1874, aparecen siete chinos naturales de Cantón (provincia al sur de China), que con la esperanza de mejorar sus condiciones se vida, habían sido contratados como jornaleros agrícolas para trabajar en los ingenios de Cuba y que debido a problemas con la justicia vinieron a Melilla a cumplir sus penas. Una vez cumplida buena parte de estas penas, decidieron quedarse en calidad de libertos.
Cinco de ellos se cristianizaron, cambiando sus nombres por Pascual, Cipriano Asiático y Antonio Sabino que vivían juntos en la calle San Antón (de la ciudad vieja), regentando una cantina con tienda incluida.
Uno de los otros dos que no se convirtió, se le españolizó con su nombre chino, pasándose a llamar Aiun Asiático, que llegó a ser dueño de un café y se casó con una española con la que tuvo una hija. El otro, que se llamó Caucin Asiático, también se casó con una española siendo padre de dos hijos. Otro de estos pioneros de la comunidad china en Melilla, no convertido al cristianismo, sí españolizó su nombre como Jorge Chapin Asiático quien vivía solo regentando una cantina.
Posteriormente a lo largo de las décadas del siglo XX, perdemos la pista de todos estos oriundos del país asiático, hasta prácticamente finales de los 70 o mediados de los 80 cuando se abrieron algunos restaurantes y comercios en los barrios del Industrial y del Real. Posteriormente la comunidad fue aumentando hasta un pico de 89 integrantes en 2013, según testimonio de Jie Li (Óscar como le conocen los vecinos), que actualmente es presidente de la Asociación de Cultura China en Melilla, decreciendo esa cifra a 59 personas[3] según el padrón más reciente.
Actualmente son numerosos los negocios, bazares y establecimientos de hostelería que regenta la comunidad china en Melilla, dedicándose casi en exclusividad a estos negocios de carácter familiar, si bien, las nuevas generaciones con más oportunidades de estudio, probablemente desempeñen nuevas profesiones tanto dentro como fuera de la ciudad.
Gracias al empoderamiento y reconocimiento social e institucional de su cultura y presencia desde antiguo en Melilla, desde el año 2021 el calendario intercultural oficial de la Ciudad Autónoma ha incluido por primera vez la celebración del Año Nuevo Chino, demostrando una vez más la versatilidad de una comunidad con plena voluntad de integrarse en la vida cultural melillense y contribuir a la construcción de la diversidad intercultural local.
LEGISLACIÓN Y RECURSOS
- La sociedad melillense es la suma del total de una serie de comunidades que redunda en el acervo intercultural de la ciudad. La mayoría de las comunidades o están constituidas en asociaciones o en otra serie de entidades que las representan con el fin de visibilizar y divulgar su patrimonio tangible e intangible, así como para dar voz a sus demandas y necesidades.
Destacan en este sentido: La Comunidad Hindú de Melilla, La Comunidad Judía de Melilla, la Asociación Cultural Memguimel, la Asociación de Estudios Melillenses, La Asociación Cultural de la Comunidad China de Melilla, la Escuela Taller de Flamenco, la asociación cultural Kahina o La Junta Islámica de Melilla entre muchas otras.